La Luna Nueva es una alineación planetaria entre el Sol, la Luna y la Tierra en la que el Sol y la Luna se encuentran en un mismo punto de una misma constelación. La Luna pasa entre el Sol y la Tierra y en ese momento es fecundada por la Conciencia Solar. Aunque no veamos esta luz Ella está activa. Dentro de dos semanas la Luna se habrá movido al lado opuesto de la Tierra, el Sol reflejará su luz sobre Ella y Ella nos devolverá esta Luz en la noche de la Luna llena. En la Luna llena celebramos la Luz visible, en la nueva celebramos la Luz invisible. Es un principio cósmico : de lo más oscuro nace la luz.
El 2016 es un año de mucha intensidad planetaria. La diversidad de tránsitos relevantes a nivel personal y colectivo lo hace uno de los años más volátiles y contrastados del nuevo milenio. Las cuadraturas entre Saturno en Sagitario y Neptuno en Piscis, la Gran Cruz Mutable, las conjunciones entre Urano y Eris en Aries, el tránsito de Marte retrógrado en Escorpio y los eclipses en el eje de Piscis y Virgo están sacudiendo los cimientos de nuestras creencias más profundas y están revelando las mentiras y falsedades de nuestros sistemas (internos y externos). Están despertando la verdad escondida detrás de los velos narcóticos de nuestro escapismo, fantasías y adicciones. Es un año en que el núcleo oscuro de la humanidad, el corazón del trauma transgeneracional, el poder de la violencia ha mostrado su rostro. Es un año de alto contraste. Es un año estridente. La luz brilla hasta cegarnos. La sombra nos arropa desde su profundidad más absoluta. El miedo se presenta con todo su poder. El amor también.
En medio de la centrífuga del caos y de los movimientos contradictorios nos perdemos en las dudas y la confusión, sí, y también fortalecemos nuestra capacidad de volver al centro, de hacer vacío, de observar y de elegir. Las certezas se derrumban para dar paso a nuestro Ser Esencial, a nuestra Verdad. Ésta emerge, a veces tímida e incierta, a veces con una fuerza primaria que no sabemos comandar, que estamos recordando cómo manejar con conciencia e integridad. Estamos modulando e integrando distintas frecuencias, distintos tiempos y voces internas a la vez que nos movemos en una realidad externa que hace eco y espejo de nuestro paisaje interior. Hay una aceleración y simultaneidad de vivencias, de energías primarias que necesitan la alquimia de nuestra conciencia y voluntad para cobrar sentido, para expresarse con coherencia y dirección.
Ahora, a medio camino del año, con el Sol en su propia casa en el signo fijo y de fuego de Leo, nos tomamos un tiempo, imprescindible y necesario, para estabilizarnos, para parar, para anclar nuestra conciencia, en el presente, en el cuerpo, en nuestro corazón, en nuestro plexo solar. Hoy el Sol fecunda a la Luna en su propia casa. Nuestra emociones se alinean con nuestra conciencia. Necesitamos este momento. Necesitamos ubicarnos, colocarnos, estabilizarnos internamente. Necesitamos conectar con nosotros mismos.
Con todos los movimientos, interferencias y distracciones que nos mueven en múltiples direcciones, que nos fragmentan entre el pasado y el futuro, entre creencias limitantes y la verdad de nuestro corazón, entre la duda y la fe, entre la contracción y la expansión, entre el miedo y la confianza, necesitamos fortalecer este asentamiento Solar, esta quietud interna del corazón que es la emanación de nuestro Sol Central. Esta Luna nueva es una semilla de Luz en lo Oscuro de la Noche. Luna de intenciones, de deseos y nuevos comienzos. Luna de oportunidades y compromisos. Luna de elecciones. ¿qué camino tomamos? ¿seguimos la distracción? ¿nos dejamos influenciar por las interferencias? ¿las usamos de escusa para no ocupar nuestro lugar?
Necesitamos la fuerza gravitacional de nuestro Sol-Ser para Ordenar lo que se mueve y se transforma dentro nuestro. En nuestro interior primero ya que este eje gravitacional interno es el que nos sostiene cuando todo se mueve a nuestro alrededor. Todo parece desafiar este centro, de ahí que necesitamos la fuerza solar de Leo para tener claro quien manda en nuestra vida. Leo es un signo que comanda, que lidera, que sabe dar órdenes. Leo es signo de Reyes y Reinas. Es el signo que nos habla de nuestra Soberanía, de nuestro Sol interno alrededor del cual todas nuestras voces y múltiples dimensiones temporales gravitan.
Es tiempo de darnos órdenes y de ordenarnos. Es tiempo de tomar las riendas, de centrar nuestra energía, de ubicarnos en la esencia de lo que somos y deseamos.
Este asentamiento nos habla de ubicarnos en nuestra realeza, en nuestro Ser Real. Este parar para (a)sentarnos nos habla de ocupar un lugar, de ocupar Nuestro Lugar. Nuestro Trono nos aguarda eternamente. Está adentro, es nuestro y de nadie más. Si no lo ocupamos, ¿quién lo ocupa? ¿quién da las órdenes en nuestra vida? ¿alrededor de que fuerza(s) gravitamos? ¿qué, quién(es) nos saca(n) de este lugar? ¿quién y qué nos distrae? ¿qué, quién, interfiere con este ocupar nuestro lugar?
La pasada lunación en Cáncer y Capricornio nos devolvió a escenarios del pasado. Fuerzas primarias emergieron para mostrarnos cómo todavía entregamos nuestro poder y energía a fuerzas antiguas que interfieren con nuestros deseo, con nuestra creatividad y nuestro gozo. No es una batalla, es un proceso de observación y elección. No necesitamos luchar con estas fuerzas, solo reconocerlas y elegir.
Elegimos si queremos seguir las distracciones. Elegimos si le damos fuerza a las múltiples interferencias. Para esto necesitamos reconocerlas, sentirlas, verlas. Este reconocimiento que precede el acto de elegir requiere que nos (re)conozcamos, requiere que sepamos quienes somos, lo que necesitamos y deseamos. Requiere que tengamos conciencia de nosotros mismos, que tengamos una relación con nosotros, que nos escuchemos y que honremos nuestra verdad. Requiere que sepamos lo que nos gusta y lo que no nos gusta y que lo respetemos, nos respetemos. Requiere que tengamos el coraje y el valor de expresarnos. Requiere mucho amor hacia nosotros mismos, mucha confianza y mucha entrega. Sin esta consciencia lo que nos distrae nos fragmenta y nos agota en movimientos sin sentido. El sentido lo damos nosotros. Nosotros elegimos. Nosotros damos las órdenes. Esta es la energía de Sol en nosotros.
El Sol interno de nuestro Ser Real se alimenta del valor, del coraje, del amor, del deseo, del juego, de la creatividad y del placer. Se expresa de adentro hacia fuera, es un fuego que se expande. El llamado es a expandirnos y expresarnos desde este núcleo creativo y deseante. Sin embargo, si no ocupamos nuestro trono, ¿qué fuerzas se expresan? ¿qué deseos se abren paso en nuestra vida? ¿qué creamos?¿quién crea a través nuestro?
Esta Luna nueva en Leo nos convoca a avivar las brasas de nuestro fuego, nos convoca a alimentar la llama, a darle dirección, forma y propósito a este fuego. Sin nuestra conciencia, sin nuestra capacidad de dirigir o elegir desde el corazón y desde el asentamiento en nuestro trono, este fuego puede crecer desmedido y arrasar(nos).
La Luna y el Sol en Leo hacen ángulos con Saturno retrógrado en Sagitario y con Neptuno en Piscis, por lo cual la naturaleza fija del Fuego de Leo actúa como un ancla y un centro en medio de la energía mutable e inestable de Sagitario y Neptuno. Esta Luna nueva también coincide con la entrada de Marte en Sagitario. El guerrero sale del inframundo de su retrogradación en Escorpio, fortalecido en su propósito, purificado por su descenso, muerte y su resurrección. Ahora va camino a encontrarse con Saturno en el fuego de Sagitario.
La conjunción entre Marte y Saturno en Sagitario será el 24 de Agosto. Este encuentro se dará en alineación con la estrella Antares. Esta tríada tiene mala reputación. Es una alienación que nos habla del fuego de la guerra, de la violencia, de la ira, la venganza, la dominación, el control, la rigidez dictatorial del poder y el uso de la fuerza y la violencia para hacer prevalecer este dominio, dogma, forma.
Lo más productivo en estos momentos es cuidar de nuestro fuego interno y de cuidar nuestros pensamientos e ideas (aire) para no avivar las llamas de la destrucción en nuestra vida. Es importante cuidar de nuestro fuego, porque sin nuestro cuido éste se nos puede ir de las manos. Ráfagas de ira, rebeldía volátil y mal dirigida, indignación rabiosa, desenfreno, prisa, lucha, rigidez, castigos, son alguna de las voces de la astrología de las próximas semanas. Es nuestra elección y decisión encarnarlas o no. Para esto necesitamos conciencia, límites y claridad de propósito. Sino las interferencias y distracciones nos llevan por caminos no elegidos.
Esta alineación es una advertencia, un llamado al cuidado, ya que si no sabemos discernir entre nuestro deseo y las interferencias, si nos dejamos llevar como una veleta por nuestra emociones y por las distracciones que como ráfagas entran y salen en nuestra vida, nos podemos encontrar en escenarios que no contribuyen ni a una cultura de paz, ni a nuestra salud ni la de nuestro entorno, comunidad y círculos. Cuando hablamos de cultura de paz, no hablamos de la complacencia y el estar “bien” con todo y todos. Cuando hablamos de una cultura de paz, hablamos de nuestra capacidad de honrar nuestra verdad y cuidarla con amor y valor con la conciencia que es la expresión de nuestro corazón. Es lo más sagrado que tenemos. Es nuestra ofrenda. Quien no lo valora no tiene que hacer parte de nuestro camino.
Una cultura de paz implica saber poner límites, hablar con claridad, decir que no cuando no nos gusta, decir que sí a lo que deseamos de verdad y con conciencia. Una cultura de paz es dejar de alimentar roles de dominio y sumisión, dejar de darle tiempo y energía a lo que nos daña. Una cultura de paz es crear espacios de amor y seguridad, de respeto y escucha plena. Una cultura de paz implica integrar nuestra sombra y hacernos cargo de nuestros instintos más primarios en vez de necesitar proyectarlos fuera de nosotros. Esto requiere la ferocidad de un León y una Leona que con amor cuidan su territorio y guardan su prole.
De ahí que la violencia próxima y cotidiana se esconde en lo sutil, cuando callamos lo que sentimos, cuando exigimos atención y tiempo a otros sin tomar en cuenta su realidad o necesidades, cuando nuestro miedo y egoísmo nos ciega al dolor y sufrimiento ajeno, cuando esperamos ser salvados y rescatados por otros, cuando no nos hacemos responsables y nos sentimos víctimas de los demás, cuando nos comparamos y competimos, cuando juzgamos y criticamos, cuando mantenemos en la sombra nuestras intenciones, cuando necesitamos la energía de otros y en vez de pedirla, la tomamos. La violencia sutil es pensar una cosa y decir otra, es no ser sinceros ni claros, es mentir(nos), huir, escapar. La violencia sutil es nuestra ambigüedad, cuando nos hacemos los buenos para acallar nuestra rabia y nuestra indignación, cuando disfrazamos nuestras intenciones. La violencia sutil es cuando negamos nuestra sombra. Cuando negamos nuestra luz. La violencia sutil es cuando nos negamos Ser.
Esta Luna nueva en Leo nos convoca a comandar nuestra vida desde el corazón. Este corazón de fuego y amor que pide sinceridad, presencia, verdad. Ese lugar en nosotros que sabe lo que quiere y cómo lo quiere, que sabe lo que no quiere y que lo puede expresar abiertamente, claramente. A menudo el liderazgo es un rol ingrato, ya que la Luz del Sol de nuestro corazón visibiliza lo que está oculto en las sombras, revela la verdad, quema la mentira. Cuando tenemos el coraje de mostrarnos tal como somos, movemos energía a nuestro alrededor. Este es el desafío de estos tiempos: brillar desde el centro, cuidar el fuego para que queme lo falso y disuelva las interferencias.
Durante las próximas tres lunaciones entraremos en tiempo de eclipses. Un tiempo de más movimientos y mutaciones. Venus está ahora en Leo y entrará este viernes en Virgo. Una alineación entre Mercurio, Venus y Júpiter en Virgo a finales de Agosto equilibrará la conjunción de Saturno, Marte y Antares en Sagitario. Parecen dos bandos, dos fuerzas, dos dimensiones de la realidad. Por un lado la guerra y por otro la paz. Por un lado el miedo, por otro el amor y la salud. De lo que se trata es de elegir.
Buena Luna a todos y todas. Que el fuego del amor eterno arda dulcemente en nuestro centro. Que nuestro trono sea iluminado por nuestra presencia consciente. Que podamos sostener el valor y el coraje del León y la Leona para ofrendarnos en gozo creativo al mundo. Que esta sea nuestra ofrenda. Que este sea nuestro liderazgo.
Me siento totalmente en situación a tus palabras…reveladoras para mi y guía…….. gracias……!!!!😃
Te descubrí hace unos meses y desde ese momento lo que tu escribes resuena con lo que yo estoy viviendo. Escribes bello, profundo, auténtico y llegas directa al corazón. Tus palabras asemejan poesía que llega sutil y transforman, remueven, incentivan y si las escuchamos en ese silencio sincero e interno alumbran nuestras verdadero Ser, el auténtico, el que sabe y el único que puede guiarnos. Muchas gracias
Muchas Gracias Paloma por plasmar tu sabiduría en forma de palabras, inspiración y Luz de la Nueva Era.
Raïssa Maria
Palabras que me invitan a la reflexion profunda, que me transmiten fuerza para seguir tomando las decisiones correctas,intentar mantener la calma interior y tratar de comunicar lo que siento de la mejor forma posible, en ocasiones dificil, cuando fuera veo tantas cosas que me producen tanta indignacion.
Buena luna y mis mas sinceras gracias Paloma.
Impresionante!! Totalmente acorde con lo que estoy viviendo, sintiendo, intuyendo … Potenciador de mi momento, fijadorny confirmación de mis propósitos. Mi agradecimiento y admiración más sinceras
Belleza absoluta!!!
Desde q te conoci te espero y te busco, me encanta como lo transmites tu sabiduria q nutre mi alma. Gracias y gracias por compartir todo esto.
Gracias Paloma! Desde que descubrí tu espacio lo sigo con avidez y muy atenta a cada lunación. Es muy nutritivo para mí. Saludos!
desde mi trono…hermoso hermana, muchas gracias
Siento profundamente que cada palabra que expresas, con tanta claridad, me llega al alma. Gracias por tu servicio Paloma. Un gran abrazo!