Hoy cruzamos el umbral de la Luna llena en Virgo. El Sol se encuentra en Piscis, acompañado por Neptuno, Venus, Mercurio y Chirón. Piscis y Virgo son signos mutables y esta Luna llena nos permite ver con mayor claridad cuáles son los cambios que necesitamos poner en práctica para materializar la visión interna que emerge desde Piscis.
Con un stellium de cinco planetas en Piscis es probable que el pragmatismo y el orden al cual Virgo nos convoca sea bienvenido. Dada la ausencia de límites que contengan la intensidad de la energía en Piscis necesitamos la tierra de Virgo para anclar esta energía, para encauzarla.
El clima astrológico de estos pasados días puede haber sido caótico, confuso. Todavía estamos integrando las energías de los pasados eclipses en el eje de Acuario y Leo, especialmente el de hace dos semanas, en Acuario. Acuario es el signo que precede a Piscis, el último signo de la Rueda del Zodiaco. De ahí que sintamos un sabor a cierre. Algo concluye, algo ha terminado. Entramos en un proceso de discriminación y discernimiento que nos permite reconocer cual es el próximo paso hacia un nuevo ciclo. Un nuevo camino. Este cierre no es radical. Es progresivo y se da por etapas, fractales en los que vamos y venimos en la rueda del tiempo.
Este es el momento del año en que empezamos a cerrar el ciclo que abrimos en Marzo del 2017. Estamos recorriendo los últimos grados de la Rueda de Zodiaco. La próxima Luna nueva será en Piscis, la última del año solar. Cuando celebremos la Luna nueva en Aries, en Abril, abrimos un nuevo camino. La energía irá cambiando progresivamente de aquí a allá a medida que Venus y Mercurio hagan su entrada en Aries, precediendo al Sol en el Equinoccio.
Mercurio hará su movimiento retrógrado en Aries en Marzo. En Abril Chirón por primera vez en 50 años también entrará en Aries. Sentiremos el cambio y nos estamos preparando para estos cambios. De ahí que este es un buen tiempo para sumergirnos en las aguas de Piscis, recapitular, cerrar, limpiar, purificar, descartar, clarificary poner el orden sagrado de Virgo en nuestra energía en intenciones para ubicarnos de cara al nuevo ciclo.
Cuando la sensación es de desarraigo, cuando nuestra seguridad ya no es nutrida por lo familiar, cuando la incertidumbre del ¿cómo será? nos abruma, solo nos queda el presente. El presente y nosotros mismos, nuestro Yo, firme, flexible, consciente y abierto que observa. Observa, va y viene, discierne, y se toma el tiempo de elegir.
De este entre tiempos nace un sentimiento de pertenencia que nos acompaña hacia delante y hacia atrás en lo que tejemos puentes, reparamos eslabones rotos y reconstruimos las partes de nuestra historia que nos habla de esos tiempos en los que nos hemos perdido en el camino.
Es ahí que la energía de Virgo nos es útil y necesaria. Para habitar este presente, para cultivar nuestra propia pertenencia, para volver a nuestro centro, a casa, al calor del Ser, necesitamos dar pequeños pasos y enfocarnos en pequeñas acciones que anclen la energía, aquí, ahora en el hoy. Esta es la maestría de Virgo : el cuido, la tarea, lo pequeño. Es en lo pequeño y cotidiano que tejemos un nuevo camino.
Ahora con la Luna llena en Virgo tenemos la oportunidad de enfocarnos en el presente, de discriminar y digerir, de integrar. Esta Luna llena en Virgo puede ser útil para ver con más claridad lo que necesita ordenarse. Esta Luna llena en Virgo nos convoca a encontrar el ancla, el foco, la tarea para orientar nuestra atención y encausar las energías internas de manera práctica. No invita a hacer tierra.
El tránsito del Sol de Acuario a Piscis nos habla de permitir que la rigidez de nuestras certezas mentales se disuelvan gracias agua de nuestras emociones y sentimientos. Hay un punto en que la mente no puede abarcar ni comprender la inmensidad de las energías que se mueven en nuestro interior. El eclipse solar en Acuario puede haberse sentido como una fragmentación mental. Como un laberinto de ruidos y estímulos, de influencias y voces, que generaron un colapso interno.
El eclipse puede haber revelado cómo la visión del mundo que hemos creado – y en la que hemos creído- eso solo un cuerpo de ideas e idealizaciones de cómo queremos ser y vivir. Puede haber revelado una separación interna entre nuestra visión proyectada hacia el futuro y el verdadero llamado y propósito de nuestra alma. Certezas que hasta ahora nos han dado un sentido de orden y seguridad y que, eclipsadas por el Dragón del Cielo, se revelan como una cárcel para la expansión de nuestra conciencia y la evolución de nuestro camino.
Ahora, con la energía de Piscis experimentamos el agua del sentimiento como parte de un proceso de integración alquímica que nos permite sanar el shock -o el trauma- causado por el encuentro con esta rigidez mental. Ahora, digerimos sintiendo y entramos en una fase de reconciliación y unificación en el que nuestras emociones y sentimientos tienen la función de disolver, sanar, ablandar nuestros muros internos. Para algunos este puede ser un proceso dulce y profundamente sanador en el que la comprensión se da a través de un sentimiento de reconexión, una aceptación del proceso, sin juicio y sin exigencia, y una rendición a un orden mayor que nos empuja a abrazar el cambio.
Para otros estas rigideces han necesitado y necesitan la fuerza de un tsunami para ser derribadas. Cuanto más poder le hemos dado a la idea de lo que creemos querer versus la realidad de lo que necesitamos sentir, más fuerte es la sacudida emocional. Puesto de otra manera, los días previos a esta Luna llena han revelado cuán atrapados estamos en nuestra mente, cuán abiertos o cerrados somos en integrar nuestras emociones y cómo se da esta danza interna entre nuestra pensamientos y nuestros sentimientos.
Los eclipses nos invitan – o nos empujan- a evolucionar. Esta danza evolutiva es un diálogo entre el soltar el pasado y abrirnos a lo desconocido. Cuando nos aferramos a una idea de cómo deben ser las cosas -o a nuestra versión de lo que pasó – estamos negando este orden evolutivo. Un orden que pide que honremos el reino de nuestras aguas y aceptemos sentir lo que sentimos sin juzgarlo como bueno ni malo. Nuestra idealización, o nuestra obediencia a la autoridad, nos juega una trampa al empujarnos a querer sentirnos de determinada manera y al negar la realidad de lo que nos atraviesa. Nuestro personaje se desmonta y sentimos la intemperie emocional, confusos y vulnerables.
Tal vez descubrimos que la rigidez y exigencia del pasado es un frio espiritual que atraviesa el alma cuando ésta abandona el cuerpo para no sentir el dolor. Tal vez descubrimos la violencia de una mente cuya función ha sido la de encubrir, esconder tapar la verdad de nuestro corazón.
La energía del eclipse en Acuario nos ha mostrado las matrices mentales que dominan nuestra percepción. Programas y condicionamientos que actúas como guiones que sustituyen la realidad de nuestro ser, la verdad de nuestro corazón. Nos ha mostrado nuestra película mental versus la realidad.
El agua de Piscis nos aleja de este campo mental y nos permite conectar con un sentimiento profundo. Un sentimiento que viene de adentro, un sentimiento que merece ser acogido, escuchado, bienvenido.
Esta es la voz del pasado que regresa al hoy. Lo que no está resuelto, lo que no pertenece al reino de la luz y la conciencia -es decir lo que no hemos querido mirar, aceptar y nombrar- emerge. Este brote que nace de adentro nos invita a retrasar nuestros pasos y recapitular.
Recapitulación que nos lleva a un lugar sin tiempo en el que podemos habitar nuestra biografía, nuestro camino de vida como un lugar, un espacio, una escuela llena de riqueza. Nuestro pasado es un recurso. Si no sabemos viajar en el tiempo, si lo negamos, no podemos habitar la plenitud de un presente fértil y actualizado. Lo que negamos del pasado nos domina, vuelve y nos viene a buscar y sentimos que no somos capaces de salirnos del ciclo de la repetición. Estamos atrapados en una historia y no sabemos cómo salir de ella.
Pero si estamos en el presente, si elegimos ir hacia el pasado como una elección consciente, como un viaje elegido podemos mirar nuestro camino con otros ojos. ¿Ojos benévolos u ojos críticos? Aquello que nos hirió, nos avergonzó, nos silenció cobra otra vida en la medida que podemos llevar el amor de nuestro presente a esos lugares recónditos y olvidados.
La negación del pasado es una trampa tan peligrosa como la negación de la sombra. El arte de la recapitulación nos habla de tomar la riendas de las narrativas del pasado para revitalizar el hoy, solo así podemos caminar un devenir que no sea la repetición inconsciente del ayer.
La carga que se ha levantado con los eclipses de alguna manera nos ha forzado a hacer este viaje de revisión de nuestra película personal, del guión con el que hemos caminado hasta aquí. Esta oportunidad de retrasar nuestros pasos nos ha convocado a discernir, a discriminar sobre los roles que hemos asumido en el pasado. Nos invita a elegir si queremos seguir alimentando estos roles o si queremos caminar de otra manera.
Solo con este acto de discriminación podemos tomar las riendas del devenir. Este proceso no es uno mental. Es emocional. Lo hemos de sentir. La mente nos acompaña hasta un lugar. La mente nos acompaña hasta el umbral de corazón. Solo desde el corazón podemos elegir mirar con amor el pasado. Es una alquimia profunda.
Amar nuestro pasado no quiere decir aceptar lo inaceptable, no quiere decir que estamos forzados a perdonar algo o alguien que no estamos listos para perdonar, solo quiere decir que elegimos no darle más poder hoy.
En este proceso el perdón es secundario. El perdón emergerá de manera orgánica en la medida que nos aliamos con la voluntad de ser leales hacia nosotros. Una lealtad incondicional al merecimiento de una vida en la que nos sentimos soberanos y dueños de nuestra energía, decisiones, voluntad. Eso que llamamos poder -y que tan fácilmente entregamos a otros- no lo recuperamos con la lucha o la fuerza, sino con la benevolencia de sabernos guardianes de nuestra historia y no ceder a la costumbre del rol que tan bien hemos jugado hasta ahora.
Aceptarnos es abrazar todo lo que emerge y navegar sus aguas. Esta navegación de nuestro inframundo del pasado puede requerir que busquemos ayuda, que nos apoyemos en una guía que fortalezca la voz amorosa, benévola y compasiva en nuestro interior, que nos nutra en la valentía de bracear estas memorias . Este rol de apoyo es solo un reflejo de una parte interna nuestra que necesita ser construida y fortalecida.
¿qué parte de mi no estoy atendiendo? ¿qué parte de mi necesita ser escuchada? ¿qué voz quiere salir a la superficie? ¿quién o qué me habla a través de esta emoción?
Esta Luna también nos hace el llamado a atrevernos a hacer la pregunta del alma. Nos convoca a disolver las resistencias a escuchar. Esto implica traspasar nuestra necesidad de control y dejar que la pregunta fecunde nuevas narrativas. Para eso necesitamos soltar la necesidad de ganar y de tener la razón.
La pregunta que abre las puertas de los territorio que anhelamos recorrer requiere que nuestra necesidad de dominar se haga a un lado. Nos pide una rendición.
Hay preguntas que rompen hechizos, ya que el simple hecho de autorizarnos a hacerla trasgrede una prohibición o un miedo. Hay preguntas que detonan universos creativos. Hay preguntas que abren el corazón de par en par. Hay preguntas que abren puertas y nuevos caminos. Hay preguntas que fecundan la vida.
En estos momentos pasamos del caos a la revelación de un orden. Es un momento frágil, delicado. Necesita cuido y atención. Es pequeño, es sutil. Es el orden del amor.
El orden del amor que nos convoca a la soberanía del tiempo pequeño. Ese minúsculo instante en el que nos podemos tomar el tiempo para elegir y hacer la buena pregunta.
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Obrigada por tanta generosidade. Todo o sentido tuas palavras. Feliz por saber com Lua cheia no ascendente e celebrando as 50 voltas. Luz nos caminhos, em amor.
Que completa información, gracias,muchas gracias por compartir!!!!!!!Ahora me siento sincronizada y entiendo sintiendo!este proceso emocional tan fuerte que experimento.Soy. Maylen, virgo y vivo un gran cambio!!!!!!Suelto, acepto y libero, con amor profundo!!!!!!
Gracias!!!!!!
Gracias , estos eclipses han dado un giro a mi vida y lo que escribes es de gran ayuda para entender este gran cambio.
Paloma, todas tus plumas en esta luna llena me saben a un abrazo materno. Me consuela. Me deja llorar sintiéndome aceptada. Gracias.
Qué lindo, Lorena. Gracias por compartir. Un abrazo cálido. Paloma