Saludos a todas y todos, he publicado una guía astrológica del tránsito de Saturno para cada signo así como una guía general de las lecciones que este arquetipo nos ofrece para esta temporada. Saturno estará transitando por Capricornio hasta en 2020.
Saturno recuperó su marcha directa en Capricornio el 6 de septiembre y, hasta el 11 de diciembre, estará transitando por los grados que ya recorrió antes y durante su retrogradación. Si bien la guía para cada signo aplica a la energía de Saturno en Capricornio en general, también está orientada a acompañarnos en esta fase de su camino por este signo. Es ahora, en estos tres meses, que sus lecciones toman forma en nuestra vida.
En ESTE ENLACE encontrarás el texto introductorio de Saturno. Y en ESTE ENLACE encontrarás el guía de este tránsito para cada signo.
Te recomiendo que si no has leido estos textos lo hagas ya que ofrecen un mapa de cómo anclar esta energía tan necesaria para la realización de nuestras visiones.
Agradeceré tu feedback sobre la guía astrológica para cada signo. Este es un proyecto experimental que estoy considerando desarrollar como un horóscopo mensual . Me puedes escribir a consultaluna@gmail.com
A quienes ya me han escrito con sus resonancias, ¡muchas gracias!
Un abrazo a todas y todos y ¡buena luna llena!
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Quedan algunos espacios libres en mi calendario de consultas hasta finales de noviembre. A partir de esta fecha haré una pausa indefinida de lecturas astrológicas. Para más información sobre este servicio puedes ir a ESTE ENLACE
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:: luna llena en Aries :: invitación a cruzar el umbral ::
“La estructura del trauma, incluyendo la hiperactivación, la disociación y el congelamiento, está basada en la evolución de los comportamientos de sobrevivencia de predador-presa. Los síntomas del trauma son el resultado de una intensa e incompleta respuesta biológica de defensa frente a una amenaza, congelada en el tiempo. Posibilitando el descongelamiento de esta respuesta y, enseguida, permitiendo que ella se complete, el trauma puede ser curado”. ~Peter A. Levine
“No hay mayor agonía que llevar una historia no contada dentro de ti.” ~Maya Angelou
“El Universo está hecho de historias, no de átomos.”~Muriel Rukeyser
Mañana cruzamos el umbral de la luna llena en Aries, primer signo de la rueda del zodiaco. Aries es un signo cardinal y de fuego. Es la chispa que enciende el motor. Es el primer paso. Es el deseo y la voluntad de decir que sí a la vida. Aries es la valentía de nacer.
Esta luna llena en Aries abre una puerta dentro de una puerta. Toda luna llena culmina un proceso. La culminación de este ciclo lunar nos habla de que no solo cerramos el ciclo de 28 días de nuestra Abuela Luna sino también el del pasado trimestre. Entre el solsticio de junio y el equinoccio de septiembre hemos vivido una jornada astrológica muy intensa debido a la combinación de tres eclipses seguidos en sincronía con la retrogradación de Marte, Mercurio y Saturno.
Bajo la luna llena de mañana también cosechamos las semillas sembradas en la luna nueva en Aries en abril. Bajo esta luna llena podemos darle un cierre a las lecciones evolutivas de los pasados tres (y seis) meses. Honramos y agradecemos las cosechas de lo vivido en estos ciclos y también nos preparamos y situamos para la próxima temporada astrológica. Hacer acopio y honrar nuestra cosecha es reconocer lo aprendido para poder integrarlo en esta próxima fase del camino evolutivo.
Esta próxima fase incluye el tránsito de Venus retrógrado de Escorpio a Libra que comienza el 5 de Octubre; la salida de Júpiter de Escorpio y su entrada en Sagitario (donde estará 12 meses) el 7 de noviembre; el cambio del eje nodal de Acuario y Leo en Capricornio y Cáncer (por 18 meses) el 9 de noviembre.
Marte está ahora directo en Acuario. Marte es el regente de Aries, por lo cual gobierna esta Luna. El deseo de movernos y de avanzar hacia el futuro es grande. Nuestra visión toma fuerza y recuperamos el foco para encauzar las energías fragmentadas de estos pasado meses. Marte vuelve de su inframundo en Capricornio. Ha hecho un viaje iniciático hacia el pasado y ahora que poco a poco va cobrando velocidad en nuestro cielo, una parte de nosotros recupera el deseo, la confianza y la voluntad afirmativa. En este contexto esta luna llena es una invitación a dar un paso, a decir sí a nuestra visión. El horizonte se abre y queremos ir hacia adelante.
En Aries siempre honramos la virtud de la valentía de nacer y, sin embargo, esta luna llena nos revela los lugares en los que todavía el miedo enfría el fuego de nuestra voluntad de ir hacia la vida. Esta luna llena en Aries tiene un ecosistema húmedo, frío. En este ambiente no es fácil encender la chispa de nuestro deseo, nos es fácil sostener el calor interno de la continuidad creativa que anhelamos caminar.
Esto se debe a que Saturno forma una cuadratura exacta con la luna y el sol. Además, Chirón retrógrado -en el grado cero de Aries- hace una conjunción con la luna y una cuadratura con Saturno. Nuestro deseo de movernos hacia el futuro (Marte en Acuario) se encuentra retenido por Saturno que nos dice que hay lecciones del pasado no integradas, no reconocidas y carteadas, que interfieren con el movimiento evolutivo de nuestro deseo. Con la presencia de Chirón tan cerca de la Luna y en cuadratura con Saturno, estas lecciones del pasado emergen del inconsciente como memorias somáticas y narrativas de traumas trans-generacionales que ocupan nuestro campo emocional y energético.
En este contexto -en el que el pasado y el futuro parecen no colaborar- nuestra impaciencia se hace herida. Nuestra voluntad de crear y avanzar se hiere ante los obstáculos de Saturno.
Chirón quiere que entremos en la cueva. Chirón quiere que nos iniciemos en el camino de la conciencia a través de un trabajo íntimo y colectivo con nuestra herida. En una sociedad en la que el dolor está estigmatizado, en la que no tenemos ceremonias de duelo integradas como parte de la celebración de la vida, en la que el dolor es visto como algo que se ha de evitar, Chirón no es una energía fácil de integrar. Sin embargo, es la medicina, es el remedio, es la puerta : umbral iniciático que nos permite abrazar la vida en toda su plenitud. De ahí que si no trabajamos con la herida, si no trabajamos con Chirón, estaremos fragmentados, atrapados en una mente dual, comparativa.
Nuestra percepción y digestión de la realidad está filtrada por esta ruptura interna en la que hemos separado el dolor de la vida, en la que huimos del sentir, en las que buscamos controlar y modificar lo que sentimos. La imposición tóxica de habitar el bienestar eterno es una negación cruel de nuestra realidad humanitaria. Las ceremonias de duelo son tan necesarias para la salud de nuestra alma -para habitar la totalidad de nuestro ser- que vale la pena interrogar porqué nuestra sociedad ha ido eliminando este ritual tan sagrado de nuestro imaginario colectivo. Es vital interrogar cómo y porqué la modernidad ha ido desautorización la expresión del dolor como una voz íntima y colectiva de nuestra humanidad y de nuestra espiritualidad.
La herida colectiva, el trauma colectivo nos rodea en la repetición de un ciclo histórico que atenta contra valores muy sagrados de la vida y la continuidad de la vida planetaria. Esta es una realidad que se hará cada vez más evidente en los próximos años. No hay salud en negarlo. Y seguimos como si no estuviese pasando nada, tratando de sostener nuestro sentido de seguridad y pertenencia, protegiendo las estructuras que nos han sostenido hasta ahora. Esta estrategia nos encierra en una narrativa asfixiante, no nos deja explorar más allá del miedo y del trauma para honrar y caminar soluciones creativas para los tiempos que vivimos. ¿Cómo ir más allá del miedo al futuro si no hemos ido hacia adentro a cartear lo que nos habita y nos llama a ser visto y honrado? Huimos de este llamado doloroso cuando en realidad la herida es el umbral hacia la luz creativa, hacia la construcción de una verdadera esperanza.
Lo que creíamos resuelto vuelve bajo esta luna a mostrarnos nuestra fragilidad, vulnerabilidad. Y nos desconsuela darnos cuenta de que las heridas que creíamos sanadas se puedan abrir con tanta facilidad. Y nos afirmamos. Y ponemos límites. Nos situamos en el presente, en la vida. Tomamos las riendas de nuestra voluntad. Y nos plantamos ante el pasado y decimos basta, hasta aquí. Y este posicionamiento es válido y necesario ya que Saturno nos habla desde los huesos, desde la voz de los ancestros, cuyas heridas y traumas se despiertan a través de nuestros movimientos y deseos. Y si bien honramos nuestra sangre y linaje, si bien reconocemos a todas todos los que nos precedieron hasta aquí, es importante recordar que estamos en la vida y que poner un límite y ejercer nuestro libre albedrío consciente es nuestra responsabilidad. Esta responsabilidad es una elección, un posicionamiento, es una voluntad de soberanía en nuestro presente.
Este miedo a no realizarnos, a no poder vivir y expresar nuestro potencial, a quedarnos truncos en nuestro movimiento vital, es una voz que, debido a la presencia de Saturno, puede tomar un tono duro, castigador. Un juicio emerge y nos hace de espejo de nuestras fallas, de nuestras pérdidas de tiempo, de nuestros errores. Y nuestra alma se encoje ante la inmensidad de la tarea de dar un paso afirmativo hacia la confianza creativa, hacia la nueva vida.
Queremos seguir conquistando territorio y la energía que acompaña esta luna parece invitarnos a mirar más allá de lo externo. Es nuestra responsabilidad cultivar una vida interna consciente que nos permita cartear lo que sentimos y reconocer cómo la narrativa de las memorias de infancia y/o transgeneracionales nos dominan.
Es nuestra responsabilidad discriminar y discernir a qué voces le vamos -o no- a dar poder en nuestro presente. Es nuestra responsabilidad encauzar estas memorias de manera creativa, sin reprimirlas ni oprimirlas, a la vez que las movilizamos hacia un lugar que no interfiera con nuestra realización creativa hoy.
Si nos sentimos impotentes, secuestrados o atrapados en patrones del pasado, entonces de lo que se trata es de aprender a salir de ahí. Se trata de encontrar la puerta hacia el presente, el hoy. Para encontrar esta puerta hemos de estar presentes para nosotros mismos y aceptar incondicionalmente lo que sentimos. Si miramos afuera, si buscamos culpables o salvadores, si proyectamos o reclamamos que otros nos alivien del desasosiego que nos embarga, o si nos anestesiamos o distraemos en vez de acompañarnos, perdemos una enorme oportunidad.
Oportunidad de crecer, de aprender y madurar, ya que con Saturno y Chirón -tan presentes en esta lunación- estamos atravesando un pasaje iniciático -personal y colectivo- hacia un nuevo territorio de conciencia. El llamado es a construir nuestra madurez y nuestro carácter para sostener nuestra visión creativa con responsabilidad e integridad. El futuro y las futuras generaciones nos lo pide.
Desde esta narrativa estamos entonces ante una oportunidad única de tomar las riendas de nuestro proceso creativo. Es decir, de reconocer que cuando un fragmento del pasado herido se visibiliza hoy, estamos ante una invitación. Una invitación a aceptarlo incondicionalmente porque sabemos que hace parte de nuestro proceso creativo. En vez de huir, entramos voluntariamente en la morada de la memoria emergente, traspasamos la densidad del dolor emocional que se expresa en nuestro campo somático, para descubrir la luz creativa que hay del otro lado de esta llamada.
Esta Luna llena en Aries nos invita a honrar la virtud de la valentía y aceptar la invitación a cruzar el umbral que se abre. De ahí que el freno que podamos sentir estos días es solo parte de un proceso creativo evolutivo. De ahí de cuidarnos de cómo nos relacionamos con los que sentimos es vital para el nuevo inicio de Aries.
Desde esta narrativa evolutiva el dolor es un umbral de conciencia. Esta es la medicina de Chirón : dolorosa y hermosa, es la que teje en puente entre tiempos y restaura la memoria de la totalidad e integridad del ser. Pide aceptación radical y acompañamiento profundo a todo lo que emerge. Es un verdadero camino de conciencia encarnado en una práctica íntima que integra la experiencia somática en vez de huir de ella o anestesiarla.
Bajo esta Luna llena es probable que nos demos cuenta de que hay personas -o grupos de personas (círculos, asociaciones comunitarias, etc.)- que ya no nos van a prestar ni la energía ni la atención de la que hemos dependido hasta ahora. O, es probable que nosotros mismos elijamos no ofrecer nuestro tiempo creativo a otros (personas y espacios) porque estamos en nuestro propio proceso interno de reestructuración hacia nuestra soberanía creativa.
Este es un momento muy delicado para las relaciones, que revela -y seguirá revelando a lo largo de estos próximos tres meses- los paisajes ocultos de nuestras dinámicas vinculares. Venus está ahora en Escorpio desde dónde empezará su marcha retrógrada en octubre. Este es el próximo ciclo evolutivo de este año, y ya estamos sintiendo la magia transformadora de este tránsito abriendo camino en nuestra vida.
En este contexto, de lo que se trata es de darnos cuenta de que las heridas y las memorias del trauma trans-generacional que nos habita es un territorio por todos compartidos. Hasta que no lleguemos juntos a esta realización espiritual y no nos reconozcamos todos unidos ahí -en estas memorias, en esta realización- seguiremos en la polaridad comparativa, el juicio y la separación.
Si por ahora algunos prefieren quedarse en la superficie y buscan el poder, la energía y el tiempo fuera de sí, mientras otros bucean las aguas de la profundidad del trauma personal y humanitario, bien. Reconocemos que esto hace parte del tejido evolutivo. Es un proceso. Sin embargo, vale tomar nota: las estrellas nos avisan de que entramos en una temporada energética y arquetípica en la que los ritos y pactos de cómo fluye la energía del intercambio vincular pasa por serios ajustes. No es de extrañar que bajo esta luna se abran algunas heridas antiguas en nuestras relaciones y que sintamos la necesidad de poner nuevos límites, renegociar los pactos del vínculo, o definitivamente cerrar puertas a algunas personas y/o círculos que nos drenan nuestra energía.
Quien no puede hacer en trabajo somático interno, tiene la tendencia a depender de otros para catalizar sus movimientos. Si esta relación se da con cuidado y amor -es decir en verdadera reciprocidad- no debería haber desequilibrio. Pero si – conscientemente o inconscientemente- hay alguna expresión de dependencia energética es probable que estos espacios de intercambios no sostengan el crecimiento de los próximos meses. Cada cual sabe cómo quiere y merece ser cuidado o tratada. La tolerancia a los abusos -por más sutiles que sean- empieza a resquebrajarse. Pareciera que para levantar lo que deseamos levantar ya no podemos sostener vínculos que no nos reconozcan y valoren plenamente. Este es también un camino de madurez y soberanía.
El proceso de acompañarnos íntimamente en nuestro proceso personal implica una aceptación profunda y radical de lo que sentimos y de lo que somos, sin juicios ni devaluaciones comparativas. Este acompañarnos implica pedir y recibir el apoyo, y la ayuda, de quienes puedan y nos quieran acompañar. Este acompañarnos también implica reconocer quiénes no nos pueden acompañar ni recibirnos desde este lugar y aceptarlo. Este reajuste vincular en torno al acompañamiento, y aceptación mutua y compartida, es un hermoso y profundo camino que abre terrenos de intimidad y confianza muy necesarios para sostener el poder del corazón creativo, la fuerza alquímica de la creatividad compartida y la complicidad nutrida de raíces fértilmente ancladas en un pasado consciente.
Un tiempo que nos habla de colaboraciones creativas ancladas en la conciencia de que cuidar esta raíz implica un profundo trabajo compartido más allá de los espejos y las proyecciones, más allá de la jerarquía, el poder o la autoridad. Más allá de la dependencia. Este es un camino de valientes, de coraje y sinceridad, que estamos llamados a honrar y amar. Venus nos va a desafiar a mirar juntos los más oscuro y a encontrar juntas el tesoro compartido del vínculo.
Bajo esta luna, Mercurio en Libra hace una conjunción con el sol. El mensajero de los dioses se hace portavoz del mensaje de Venus regente de Libra. ¿Quién puede acoger nuestra historia? ¿Quién nos escucha ahí en lo verdaderamente profundo? ¿Quién prefiere no escucharnos? ¿Con quién podemos expresarnos libremente, sin juicios ni comparaciones? Ahí está el tesoro : en ese fuego del vínculo compartido. En equilibrio y reciprocidad. En ese cuidarnos mutuamente. Este es nuestro sol. Desde ahí, todo es posible.
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Muchas gracias Anna
Hola Paloma,
como siempre, tus textos me han llegado muchisimo.
Al leer la astrología por cada signo me sentí muy identificada. Tanto al leer mi sol como mi luna. Y las preguntas que propones y los puntos de atención me resuenan mucho. gracias
Hola, es la primera vez qué te leo, aún impactada, soy Ariana con ascendencia en Aries, has descripto tan acertadamente, mi hoy, qué creo conocernos de siempre…
Gracias por mantenernos sintonizados en este mapa universal, develando y acompañando este transitar siendo fuente de luz y guía.
Infinitas gracias
Hace tiempo que te sigo en las lunas llenas y me gusta la forma de hacer llegar la información que transmiten los astros. Mucha gracias por ofrecer tus conocimientos que personalmente me han acompañado durante muchas lunas
Saludos
Como siempre tan completa y profunda, gracias!!!!
Gracias siempre por compartir tanto!!! Disfruto y aprendo mucho leyendo tus posts!
Gracias!!!!
Yeahhhhh!!!!
Gracias, confirmando mi proceso.
Agradecida
Paloma, hoy salgo de cuentas. ¿cómo se siente esta luna para que se dé el parto de mi 1r bebe bajo esta influencia?
Gracias, sigo trabajando en sincronia con la luna tras el curso contigo en marzo. Abrazo
Hola Anna, el bebé vendrá justo cuando sea su tiempo. Las lunas llenas suelen ser catalizadoras de partos. Muchas bendiciones, querida 🙂
Anna que alegría! Hermoso encuentro! Y hermoso seguir compartiendo el camino! Un abrazo fuerte a los dos!