La luna llena en Aries nos recuerda que estamos a medio camino del año astrológico iniciado con la luna nueva en Aries en abril de este año. Este es un buen momento para reconocer -y cosechar- los logros alcanzados en estos pasados seis meses. La luz de la luna llena ilumina, revela, aclara.
Seguimos con el sol en Libra por lo cual la balanza sigue equilibrando nuestro sí y nuestro no, las despedidas y las bienvenidas. Bajo esta luna llena, cosechemos y balanceemos logros y pérdidas.
Los días previos a esta luna llena Marte en Libra hizo una oposición con Chirón en Aries. Este ángulo ha agudizado el cuerpo de crecimiento evolutivo que la presencia de Chirón en Aries -signo regido por Marte- no ofrenda con su paso durante siete años por este signo.
Chirón es el arquetipo del sanador herido. Chirón en Aries (hasta el 2027) revela la fragmentación causada por la violencia. Nos habla desde el trauma trans-generacional de la agresión codificado en nuestra identidad. De alguna manera, esta luna llena en Aries nos convoca a sentir el dolor de ser hijas e hijos de la guerra. Nos convoca a recordar la herida -la nuestra y la de nuestros antepasados- y a abrazar lo que emerge como una oportunidad de sanación y reparación.
Chirón nos ayuda a darnos cuenta del uso de la agresión como una fuerza de sobrevivencia, y el costo que tiene para nuestra alma estar atrapados en esta narrativa. Chirón es un reparador, un tejedor de puentes y eslabones entre lo roto, lo desmemoriado, lo fragmentado. Sanar las heridas de la agresión es cuestionar nuestra humanidad, es profundizar en sus causas, es ir a la raíz, para entender nuestra conducta bélica, nuestra dificultad en acordar, en reparar, en conciliar.
La herida de Chirón en Aries revela el dolor de darnos cuenta de que no tenemos los recursos para hacer valer nuestra verdad sin recurrir o caer en la violencia. Ese es el espejo que la situación colectiva nos devuelve. Del micro al macro nuestra tolerancia a la guerra -a la agresión y la violencia- revela que estamos atrapados en narrativas que nos devuelven a repetir escenas que nos dañan, nos agotan. De ahí que un sentimiento de urgencia creativa emerja en medio de los escenarios que nos rodean.
No hace falta mirar las noticias, ni proyectar nuestra indignación fuera, en otra persona o en una situación externa. Con mirar adentro, con reconocer esta herida como una fractura interna, con la voluntad de corregirnos, de reparar (nos) -en lo micro, en lo íntimo- contribuimos a desarmar este cuerpo de dolor colectivo.
Con esta luna llena en Aries entramos en la segunda parte del año astrológico, que culminará en marzo del 2020. La transición entre el 2019 y 2020 estará acompañada por los eclipses en Capricornio, en diciembre, y en Cáncer, en enero. También en enero tendremos la gran conjunción de Saturno y Plutón, y la entrada de Júpiter de Sagitario a Capricornio. Este es un momento delicado. Vemos y sentimos la tensión aumentar y la pregunta es si somos capaces de soñar -de crear y construir- otras respuestas para estos tiempos. Respuestas que nos ayuden a transitar otros territorios, más allá de la agresión, ira, despecho, más allá el agravio personal , etc.
Es probable que con la oposición de Urano y Venus previa a la luna llena hayamos conectado con la necesidad de poner en marcha proyectos y colaboraciones creativas que de alguna manera promuevan valores de cooperación, reparación, concordia y -sobre todo- un cambio radical en nuestra manera de abordar y manejar el conflicto. La paz no es la ausencia de conflicto. La paz es lo que creamos cuando usamos el conflicto como oportunidad -umbral y puerta- para reparar lo que se ha roto, lo que se ha desconectado, y de ahí para construir lo común.
Para que esta renovación creativa y colaborativa encuentre surcos y cauces -expresión y conexión- necesita primero separarse y romper con lo que hemos construido (tanto a nivel interno como externo) como seguro, real, fiable.
Para acompañar la fuerza de esta transformación necesitamos renovar nuestros valores. Para eso hemos de decir adiós. Hasta aquí. Se acabó.
Tal vez bajo esta luna llena en Aries nos liberamos de nuestra lealtad a deseos tóxicos, inmaduros, no actualizados. Esta luna revela que los deseos de ayer ya no aplican a las narrativas de hoy. ¿qué nuevos valores emergen? ¿de qué nos hemos de separar para acompañarnos en el nuevo camino?
La luz de la luna llena en Aries revela un sentimiento de crispación ante lo que aparenta ser un conflicto sin solución. Es como si llegáramos a una encrucijada, a un límite que revela un sentimiento de duelo, de pérdida, al darnos cuenta de que nuestro camino nos aleja de un preciado sueño. Lo real se impone sobre lo ideal. Sentimos que no hemos elegido. Algo ha sido elegido por la vida. Las cosas no son como queremos que sean, no se desenvuelven de la manera que quisiéramos, cuando quisiéramos. Nos hiere. No tenemos el control. No lo podemos forzar.
La luna en Aries y el Sol el Libra hacen una cuadratura exacta con Pluto en Capricornio; la luna hace además una conjunción con Eris.
Eris es un planeta cuya energía puede generar discordia a través del caos y del drama. Esta luna llena en Aries nos invita a ser cautelosos a la hora de expresar nuestros sentimientos de agravio, nuestra necesidad de atención, nuestros reclamos a otras personas. Este no es el mejor momento para luchar, argumentar, debatir con otros ya que la volatilidad de las energías activas bajo esta lunación pueden descontrolarse rápidamente.
Esta lunación tiene un gran poder. Este puede ser destructivo o regenerativo. La invitación es a usar este poder para darle fuerza a nuestros proyectos, para sostener nuestro foco y nuestra práctica individual.
Bajo esta luna algunas cosas pueden verse y sentirse fuera de escala y proporción. Esta luna nos invita a no exagerar. Es cierto que hay sentimiento generalizado de urgencia, miedo, peligro -alimentado por las narrativas globales- que generan un sentimiento de vulnerabilidad que por momentos puede sentirse extremo.
La cuadratura en T que forma Pluto con el sol y la luna libera su energía a través del cuarto signo que completa la cruz, en este caso Cáncer, el signo opuesto a Capricornio. Esta luna nos invita a centrarnos en el cuidado. El nuestro primero. Cuidar nuestras aguas. Cuidar nuestras emociones. Cuidar nuestro cuerpo.
Cáncer nos recuerda la memoria del agua. Mercurio y Venus -ambos en Escorpio – también signo de agua, abren la puerta a la comprensión interior. Nos invitan a lugares profundos que -gracias a la luz de esta luna- podemos iluminar.
Es un buen tiempo para purificarnos y perdonarnos, liberarnos y abrazar la transformación como un duelo. Necesitamos honrar el agua para no dejarnos atrapar por los fuegos cruzados de las superficies, para no alimentar los agravios que nuestras máscaras señalan indignadas, para no caer en las trampas de las acusaciones y los reclamos que hacemos fuera de nosotros. El agua nos ayuda a recordar cómo llorar el duelo de lo perdido, de lo que estamos perdiendo. Sin agua nos secamos.
También bajo esta lunación una buena manera de encauzar la energía es poniendo la atención en los y las más frágiles, en las personas mayores, en los niños y niñas, en los cuidadores y cuidadoras, en quienes sostienen y apoyan procesos de sanación de otros. A veces solo se trata de mirar al lado -fuera de nuestro ombligo- para darnos cuenta de que podemos apoyar, contribuir, alimentar y cuidar en vez de quejarnos, acusar, criticar.
El sol en Libra hace un esfuerzo por mantener la concordia y el equilibrio. Júpiter en Sagitario también hace un ángulo con la luna -y con Eris- en Aries lo cual nos habla de que aunque tengamos la verdad de nuestro lado, es nuestra responsabilidad regular y modular la manera en que la compartimos. No se trata de estar bien o mal, se trata de si es o no pertinente compartirlo, en este momento.
Hay un tiempo para el fuego y hay un tiempo para el agua. El equilibrio bajo esta luna está en no alimentar un fuego que puede destruir. Del micro al macro contribuimos a la armonización, reparación, sanación.
Para conversaciones íntimas importantes -en las cuales necesitamos un espacio seguro y cuidado para negociar o armonizar algún malentendido- es recomendable esperar a que pase esta luna. Sin embargo, para quienes quieren tener una conversación vulnerable, auténtica, íntima y transformadora –sin miedo al rumbo nuevo que pueda abrir para nuestra vida– este es un buen tiempo.
Esta luna llena también nos ofrenda valentía y coraje para bracear juntos la sombra. Ahí, en el misterio de la relación, reconocemos que en la sombra braceada juntos no hay guerra, sino amor. Un amor que tal vez solo pide reparación.
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Paloma, eres tan, tan, tan bonita!
Paloma tus palabras siempre como brújula, cómo farol en la.oscuridad. gracias!!
Ayelen
Guauuuu!!! Te vuelvo a leer hoy, y cuan resonante con lo que.sucede externamente. Me quedo con poner el foco en mí, en cuidarme y ser prudente y amorosa con mi herida. Gracias! Una vez más
Gracias Paloma por darme claridad, guia y Luz en el camino.
Bendiciones.
sensibilidad, idoneidad, ternura, vulnerabilidad. Revelador, Gracias Paloma
Gracias Paloma! oportuno y resonante. saludos desde el cono sur.
Gracias, Paloma.
Un abrazo desde el sur
Hola Paloma, lo que describes en tus posts vale para cualquier punto del planeta ? te leo desde París. Gracias por tanta luz
Sí, Lucía.
* Un Regalo leerte, tus palabras van directas al corazón siempre. Muchas gracias*