Venus y Vesta en Géminis :: el templo de la mente

Saludos a todas y todos,

Ayer 14 de abril, Luna de Abril cumplió 10 años de servicio.

Lo celebré en la intimidad de mi templo interior. Reflexiva.

Esta década ha sido una escuela maravillosa.

Cuando publiqué mi primer artículo (luna nueva en Aries /14 de abril 2010) no podía imaginar llegar hasta aquí. Estoy agradecida del camino, todo lo cosechado, todo lo compartido.

Ha sido una resonancia compartida con todos y todas las que han caminado estos años juntos y juntas a Luna de Abril.

Nos reconozco y nos honro. Cuidamos el mismo fuego.

Este aniversario -y el contexto personal y colectivo de este tiempo- me ha llevado, y me tiene, en una profunda reflexión sobre el rumbo de este espacio, y su sentido.

Una de mis reflexiones tiene que ver con la necesidad de dar un paso atrás, no estar tan expuesta. Siento que las energías colectivas están intensas, y que sostener una palabra pública en este tiempo -una palabra evolutiva, que invite a la soberanía- es un acto que merece interrogación. Merece elección. Merece una capa más profunda de consenso.

Este es el tiempo que me estoy dando.

Estoy conectando con vías creativas para crear comunidad, para encontrarnos en espacios creativos y evolutivos más íntimos, un poco más alejados del bullicio. Esta frase está llena de potenciales, y los quiero explorar. 

Es desde ahí que te invito a  La Alquimia de la Espiral : tu horóscopo mensual para cada signo.

-Ya tenemos sistema de pago con Stripe (para Argentina) y Paypal. Gracias por la paciencia!-

En esta primera fase, este proyecto es eso, un horóscopo mensual para cada signo.

Mi intención para este próximo ciclo de crecimiento es generar más contenidos y propuestas en torno a la Astrología Evolutiva Transdisciplinaria para difundirlos y compartirlos a través de la comunidad inscrita en La Alquimia de la Espiral.

Te lo comparto por si te llama unirte desde ahora a esta semilla, y tejer el nuevo ciclo juntes.

Un abrazo grande

Paloma

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Venus y Vesta llevan unos días danzando juntas en Géminis. Vesta es la guardiana del hogar, custodia de la llama eterna del fuego.

El fuego de la cueva, la cocina, la aldea. El fuego medicina. El fuego alquímico. El fuego que transforma el alimento en poder.

El fuego del alambique. El fuego ceremonial. El fuego de la fiesta. La boda. El nacimiento. El duelo.

El fuego de los linajes. El fuego del tiempo.

Vesta nos recuerda la continuidad de un amor eterno. El amor al fuego del hogar. El hogar como el centro. La casa. El templo.

Vesta con Venus en Géminis nos ayuda a apreciar esta narrativa, nos ayuda a habitar nuestro espacio con conciencia de belleza, con reverencia. Ya sea en la ventana para conectar con mis vecinas, en la huerta , en todas nuestras relaciones, en todo lo que tocamos : este tiempo pide cuidado. Reverencia. Especialmente en nuestros vínculos. Los más íntimos. Los más próximos.

La belleza es la medicina.

La belleza devocional es el templo en el cual preservamos la conexión con nuestra esencia.

El estrés, el miedo, la confusión, la depresión, los duelos acumulados, la incertidumbre, el abismo de la pobreza, el límite de tolerancia a la violencia que vivimos, este es el ecosistema en el que muchas y muchos nos movemos. Casa adentro. Cuerpo adentro.

En este entorno, la necesidad -el deseo, de amor, de belleza, de armonía- de habitar nuestro templo seguro emerge. Es nuestra necesidad. Nos toca cuidarla.

Quienes ahora, en este tiempo, podemos habitar este templo interior -esta actitud interna devocional- es porque tenemos el tiempo para dedicárselo.

Quienes ahora, en este tiempo, tenemos el tiempo para cuidar nuestro fuego interior, estamos en una posición de privilegio.

Tenemos margen para elegir.

Quienes tenemos las herramientas y los recursos de reconocer cuándo nuestro espacio ha sido violentado, y podemos decir que no -marcar un límite, sin poner nuestra vida en riesgo- es una bendición.

Sabernos en un lugar interno bello y seguro es un tesoro.

Hay mucho desasosiego, mucha confusión, mucha soledad, tristeza, shock. Todas y todos a mayor o menor grado experimentamos algunos síntomas de estrés post-traumático. Nos estamos regulando. Adaptando.

Cuidar el templo de nuestra mente se revela tan necesario como el de nuestro cuerpo. Vesta purifica los valores de Venus, y nos pide el cultivo de una mente soberana, una mente limpia.

Una mente receptiva a la verdad del cuerpo.

Una mente que escucha el cuerpo. Una mente que entra cuerpo adentro. Que no se queda en la superficie de un sentimiento, de un estímulo afectivo que no hemos enraizado, templo adentro.

Nuestro sistema nervioso está bajo-rendimiento. Lo que estamos metabolizando es tan enorme que es importante tomarse un tiempo para vaciar la mente, para interrogar, escuchar, para elegir, y decidir.

Para cultivar nuestra soberanía.

Sumado a esto, contactamos con la exigencia de tener que “estar bien”, progresar, emprender, sobrevivir. Todo esto dificulta mucho nuestra capacidad de discernir, de reconocer con claridad el camino de la voz de nuestra alma, que elige la soberanía.

Quienes viven este tiempo en soledad empiezan a sentir el nido frio, la necesidad del calor, de fuego del hogar compartido. Hogar vínculo. Hogar amistad. Hogar amor. Hogar fuego.

Esto es literal, y es una metáfora.

Anhelamos el retorno a ese lugar remanso que nos dice, todo bien va a estar. Estamos bien. Nos tenemos.

Este cuadro nos hace muy vulnerables al escapismo mental, a la sobre-vinculación mental, la que pasa por la palabra, disociada del fuego -del espacio, la casa, el cuerpo- compartido.

Qué bello que la intimidad de nuestras mentes nos haga reconocernos guardianes de un mismo fuego. Y que nuestra palabra lo encarne en declaraciones creativas, amorosas y devocionales, en proyectos de futuro que queremos habitar y construir.

Esto nos habla de rezos compartidos, amor a la belleza compartida. Amor al amor.

Sin embargo, la advertencia con Géminis, y más en este tiempo de sobre-estimulación mental, es que nos lleva a la superficie.

Es divertido, sí, nos ayuda a pasar el trago amargo, sí, y también nos tiende la trampa del estímulo inmediato.

Recordemos que el fuego del hogar se ancla en tierra, y el del amor en cuerpo. Ambos nos hablan de continuidad.

Los hechos son más poderosos que las palabras.

Esperemos que no tengamos que darnos cuenta muy tarde, cuando el hechizo se haya roto, y la verdad nos libere, cuerpo adentro.

Qué Venus y Vesta nos ayuden a tejer soluciones creativas, narrativas que nos hablen de paz, armonía, respeto y unión. En torno al fuego. En casa.

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