La luna nueva abre un nuevo ciclo. Es tiempo de alinearnos con nuestras intenciones, nuestras visiones de futuro y nuestros corazones encarnados en acciones creativas compartidas.
¿con quién compartimos la visión?
¿con quién compartimos el sentimiento?
¿con quién creamos?
¿con quién creamos el futuro al cual pertenecemos, al cual deseamos pertenecer?
Bajo esta luna nueva el orden armónico de los códigos de Venus -llamados amor, llamados integridad, llamados belleza- son potenciados por la expansión benevolente de Júpiter.
Bajo esta luna conectamos con un renovado sentimiento de confianza en el futuro. Esta confianza no está puesta en las narrativas dominantes, ni en la mentalidad de culto conspirativo, ni en la obediencia ciega a la autoridad. Esta confianza no nace como una respuesta vital a la “nueva realidad ”, ni tampoco como prueba de nuestra resiliencia espiritual.
Esta confianza nace y brota de otro lugar.
Nace de la abundancia del agua que bendice la tierra. Eterna, el agua de la sabiduría nos recuerda nuestra pertenencia a una narrativa muy antigua que une cielo y tierra. Un tejido al cual pertenecemos, nos sustenta y al cual damos continuidad.
Esta confianza nace de nuestra voluntad de ofrendarnos a la tierra (a la vida, al mundo) con la conciencia de ser agua viva, de ser la conciencia del agua hecha cuerpo, encarnada. Esta es la sabiduría de la sencillez. La sencillez de la verdad que -velada- espera nuestro reconocimiento.
Esta confianza nace de un lugar familiar, un lugar antiguo, un lugar eterno. Un lugar compartido. Un lugar llamado el corazón de la amistad.
En Acuario el agua y la amistad nos llevan de la mano.
Somos amigos y amigas de la sabiduría compartida. Somos parte de la inteligencia vincular y creativa unificada por un sentimiento de pertenencia a una misma frecuencia, a una misma narrativa, a un mismo sueño. El sueño de la tierra.
Entre amigos, entre amigas, tejemos la memoria de un sentimiento colectivo compartido. Nos reconocemos en la mirada hermanada por los mismos afectos, los mismos valores, las mismas intenciones y deseos.
Somos amigos de la vida, de la tierra, del agua, del árbol, del mar, de las estrellas. Por eso cantamos. Por eso contamos. Contamos y cantamos lo que nos une a la red de la vida, lo que nombra nuestro sueño compartido, y lo que hace que no se nos olvide la semilla de nuestra intención.
Esta luna nos habla del libre albedrío creativo y espiritual como el hilo que une y teje la red vincular que nos sostiene.
La elección es nuestra.
Urano está en Tauro, que es la casa de Venus. Venus está en Acuario, que es la casa de Urano. Urano y Venus están en recepción mutua. Bajo esta luna hay un llamado a liberarnos. A libremente elegir la libertad.
En Acuario el amor libera. Nos une y nos libera.
En Acuario el amor es el agua, la sabiduría, la unión al tejido e inteligencia de la vida.
La luna nueva se da junto a una alineación de seis planetas en Acuario. Saturno, Júpiter, Venus, Mercurio (retrógrado), Sol y Luna convergen en este signo para ofrecernos los recursos y herramientas para renovar nuestros votos creativos al servicio del colectivo.
¿qué regalo somos para los demás? ¿qué ofrendamos a la red?
Este nuevo ciclo lunar que abre hoy hace parte de un ciclo más grande. Júpiter y Saturno estuvieron en conjunción en Acuario el 21 de diciembre del 2020. Esta conjunción abrió una era de 20 años en la que estaremos integrando profundos cambios sociales, creativos y vinculares, tecnológicos y económicos.
La influencia de estos dos planetas en Acuario nos habla de una nueva sociedad, un nuevo orden social. La pregunta es ¿quién ordena este orden? ¿el poder corporativo o la gente? ¿quién domina la narrativa del colectivo? ¿en quién confiamos? ¿a quién le creemos?
En este tiempo los valores de Acuario se manifiestan a través de la narrativa evolutiva de Júpiter y de Saturno. De ahí que esta primera luna nueva en Acuario, después de la Gran Conjunción del 21 de diciembre, se inscribe en la narrativa evolutiva del futuro. La semilla de hoy es el árbol de mañana. Lo que fertilizamos hoy nos alimenta mañana. El agua que vertimos hoy, vuelve mañana.
La conjunción de Venus y de Júpiter en Acuario, el día de la luna nueva, le confiere a esta lunación un aura de abundancia espiritual, benevolencia creativa y confianza afectiva. Estas son cualidades que queremos que nos acompañen, y nutran nuestras visiones de futuro, nuestra siembra de luna nueva.
Marte está en Tauro, la casa de Venus. Este signo ralentiza el ímpetu de Marte.
Son nuestras acciones perseverantes y pacientes, nuestra inversión en lo que realmente vale, valoramos, lo que edifica y sostiene la visión.
Lo que estamos gestando hoy, desde el corazón, alimentado por la confianza y la esperanza de nuestra visión compartida, tiene el potencial de acompañarnos hacia el futuro. De crecer. De dar frutos.
Lo que nos corresponde entonces en esta siembra es conectar con la visión y comprometernos con las acciones necesarias para sostener el cambio.
En Acuario la visión se abre, y reconocemos el sentimiento de pertenencia que nos conecta a las personas con quienes deseamos habitar el futuro. Es un tiempo en el que círculos afectivos constructores de confianza, generadores de iniciativas, comparten valores y visiones, unen sus recursos, para crear a favor de la vida.
El tejido colectivo se nutre y fortalece cuando nos damos cuenta de que nos une la misma intención, la misma benevolencia afectiva, el mismo deseo de construir.
Esta luna nueva nos habla no solo de nuestro compromiso de materializar y crear una visión compartida, sino -y también- de crear y materializar una nueva manera de vincularnos para coordinar nuestros esfuerzos de una manera creativa. Eso quiere decir que la visión pide un nuevo lenguaje, una renovación de nuestros códigos vinculares, y una nueva organización y distribución de la energía que permita la nueva visión materializarse y encarnarse.
Tal vez tenemos que reaprender a comunicarnos a favor de este entendimiento creativo, de este modelo de armonización vincular. Ese es el camino.
Mercurio retrógrado nos habla de ir hacia atrás, recapitular las maneras en que el uso del lenguaje a condicionado nuestra capacidad de colaborar. Una cosa es tener una misma visión, otra, el ponernos de acuerdo para traerla a tierra.
Esta luna nueva en Acuario nos habla de develar la palabra, desenmascarar el lenguaje de sus trucos y hábitos, para que nuestra comunicación, en vez de limitar el potencial de expansión vincular y creativa, sea partícipe. Nuestra visión, nuestro sueño necesita un nuevo lenguaje vincular y creativo que sostenga la expansión del potencial.
Esta luna nueva en Acuario nos convoca a reconocernos (y re-construirnos) como cuencos que vierten el agua de la sabiduría al servicio de la continuidad de una narrativa benevolente y amorosa. Nos convoca a contar y cantar el agua amiga, memoria que nos sostiene en pertenencia a la red de la vida. Nos invita a ser el cuenco que cuenta, y en cuenco que canta -en unión, en círculo, en tribu afectiva- la canción que heredamos, y a la que le queremos dar continuidad.
Bendiciones y bella luna
Paloma
grata por transferir-me tan profundo mensaje, me admira tu transmitir con palabras que embellecen el mensaje.
Gracias!
Infinitas gracias! Bendiciones y bella vida pa’ ti.
Sempre grata Paloma, meu coração se conecta com suas palavras
Que belleza de informe Paloma! Muchísimas gracias nuevamente por lo que compartes con tanto amor y elocuencia. Isabel
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